domingo, 22 de agosto de 2010

IMPACTO AMBIENTAL DE LA FORESTACION

IMPACTO AMBIENTAL DE LA FORESTACION
En ocasiones, hemos escuchado a integrantes del sector forestal, tanto a nivel oficial como privado, quejarse de la discriminación de que se sienten objeto cuando, desde tiendas ambientalistas, se plantean advertencias acerca de los posibles impactos negativos de la forestación. No se actúa de la misma manera -se lamentan- con otros cultivos como el trigo, el maíz, el girasol, etc., que también son monocultivos y que provocan impactos más graves en materia ambiental. Al sentirse injustamente agredidos, adoptan a veces la actitud de defender a ultranza a los cultivos forestales, negando que estos puedan provocar impactos negativos de importancia.
Entendemos que, si bien actitud puede ser entendible, no es la más apropiada. Otro sector productivo -el arrocero- se ha sentido igualmente "agredido" por los ambientalistas y sin embargo, comienza a aceptar que su actividad contiene aspectos negativos que pueden y deben ser modificados.
Cabe acotar, porque viene al caso, que si en el pasado hubiese habido una mayor preocupación ambiental, quizá el noreste de Canelones no estaría en las condiciones en las que ahora se encuentra. El cultivo de la remolacha azucarera fue promocionado como una actividad importante para la región y para el país, generadora de riqueza, ingresos y empleo y sólo cuando se desmoronó, se advirtió el daño, en muchos casos irreparable, que dejó tras de si.
De lo que se trata entonces, no es de oponerse a las actividades productivas de cualquier índole (llámense arroz, maíz, ganadería, cultivos forestales o industria manufacturera), todas las cuales generan, simultáneamente, impactos positivos y negativos. Se trata en cambio de buscar que dichas actividades humanas no conlleven la pérdida irreparable de los recursos sobre los que se sustentan, salvo en aquellos casos (como la minería, las represas, la urbanización y otros) en los que la sociedad asume explícitamente la pérdida de los mismos.
En el caso de la forestación, esta actividad surge en el país en un momento en el que en el mundo se busca incorporar la dimensión ambiental a todos los procesos productivos. Por lo tanto, aparecen una serie de enfoques críticos, a los que en particular los técnicos no estábamos acostumbrados. Sin embargo, a esta altura resulta obvio que habrá que acostumbrarse, puesto que la temática ambiental llegó para quedarse y en ella están interesados todos los sectores -técnicos y no técnicos- de la sociedad. Lo que sigue pretende ser parte de ese proceso, en el sentido de promover la discusión en torno a un tema en el que muchos nos sentimos involucrados.

La visión oficial: la forestación es positiva

La función principal del organismo rector en el área forestal -la Dirección Forestal- consiste en promover el desarrollo forestal del país. Entre las múltiples actividades encaradas en cumplimiento de dicho objetivo, se ha encargado de divulgar todos los aspectos positivos que la forestación brinda, sobre todo en lo social y en lo económico. En muchos aspectos (generación de empleo en áreas rurales, desarrollo industrial, sustitución de importaciones, generación de divisas, etc.), podemos compartir dichos puntos de vista. Sin embargo, se han publicitado como positivos -fundamentalmente en el área ambiental- algunos aspectos que por lo menos nos merecen serios reparos.
En el Plan Nacional de Forestación, por ejemplo, se sostiene que "el bosque y el árbol ... son de particular importancia en la regulación de los procesos erosivos, controlando el escurrimiento del agua, impidiendo la sedimentación de los ríos y aumentando al mismo tiempo la vida útil de obras de ingeniería tales como los embalses y represas hidroeléctricas. ... que el bosque da refugio a la fauna autóctona e introducida, permitiendo por lo tanto la renovación de este recurso".

La mayor parte de dichos beneficios ambientales serían reales si el plan se estuviese refiriendo al bosque indígena, pero no es así: se refiere a la forestación con especies exóticas. El problema surge de confundir un ecosistema natural -el bosque- con un agroecosistema -el cultivo forestal- que si bien puede ejercer algunas funciones similares a las del bosque natural, de ninguna manera es asimilable al mismo. En todo caso, se puede afirmar que no existe ningúna investigación nacional que confirme dichos beneficios.
Por otro lado, se ha cometido el error de pretender responder a las críticas de los ambientalistas con argumentos sin fundamento serio. Este ha sido el caso en algunos artículos publicados en la revista "Uruguay Forestal" editada por la Dirección Forestal. En uno de dichos artículos, el entonces Director Ejecutivo del Proyecto de Desarrollo Forestal BIRF-Uruguay, realiza una defensa a ultranza de los monocultivos forestales. Finaliza diciendo que, con la forestación de 200.000 hectáreas de monocultivos de eucaliptos y pinos, "el país estaría demostrando al mundo que hacer bosque donde antes no lo hubo es inscribir su nombre en aquella reducida lista de países que efectivamente contribuyen al mejoramiento ambiental mediante un desarrollo productivo sostenido".
La otra visión: cuidado con las plantaciones!
El sector ambientalista (con toda la diversidad de opiniones que por naturaleza contiene), ha formulado dudas y discrepancias con respecto a las supuestas bondades de la forestación, particularmente en lo ambiental. Su gran virtud ha consistido en poner el tema sobre el tapete y obligarnos a todos a repensar nuestros puntos de vista en la materia. Su talón de Aquiles ha sido la debilidad de muchos de sus argumentos, no basados en la investigación y a menudo extrapolados de realidades muy distintas a la nuestra.
Hasta el presente, sólo se dispone de un trabajo elaborado a nivel nacional donde se realice una aproximación científica al tema (Panario et al, CIEDUR, 1991), en el cual los autores destacan la grave carencia de estudios de base y la imposibilidad consiguiente de arribar a conclusiones definitivas.
Pese a las carencias derivadas de lo anterior, este trabajo tiene la enorme virtud de constituirse en un llamado de alerta y en un material básico para la discusión de los posibles impactos que una forestación masiva de eucaliptos podría tener sobre los recursos naturales.
Entre sus posibles efectos negativos, el trabajo menciona los siguientes:
1) Modificaciones físicas y químicas en los suelos, incluyendo cambios en la estructura, materia orgánica, equilibrio y cuantía de bases, fósforo y nitrógeno, de difícil reversión.
2) Los montes de eucaliptos no sólo no recuperan suelos erosionados, sino antes bien producen erosión si no son implementadas medidas de conservación de suelos.
3) Si bien podrían prevenir inundaciones, en general redundan en disminución del rendimiento hídrico de las cuencas.
4) Afectan severamente las napas freáticas de las zonas donde se implantan.
5) Son ecosistemas de muy baja diversidad y por lo tanto son sistemas frágiles desde el punto de vista de control biológico, pudiendo sufrir severos ataques de plagas o ser ellos mismos importante fuente de inestabilidad en áreas aledañas.
Por otro lado, el trabajo agrega otros aspectos importantes que relativizan lo anterior:
1) Que todos o la mayoría de dichos efectos negativos pueden minimizarse si se realizan los estudios indispensables para una correcta planificación.
2) Que con los recaudos necesarios, los bosques, aún de especies de rápido crecimiento (exceptuando quizá los eucaliptos) podrían acarrear beneficios ambientales en sitios cuidadosamente elegidos